martes, 13 de agosto de 2013

ARTE POÉTICA


JORGE ENRIQUE ADOUM

ARTE POETICA
JORGE ENRIQUE ADOUM
Yo no me atrevería hablar de mi trabajo por las razones que voy a dar aquí expresamente. Si yo considero que la poesía es esto que voy a decir, y considero que el trabajo del escritor es lo que yo voy a decir aquí, no creo que me toque a mí ver si se cumple todo eso en lo que he escrito y publicado hasta hoy.
Confieso que jamás se me ocurrió, o debería decir jamás me atreví a definir la poesía. Como podría fijar con claridad, exactitud y precisión la significación de esa palabra, ni la naturaleza (que eso es definir) de la poesía, si es inasible como el aire e indefinible; ni como tratar de explicar con la desvalida lógica de los conceptos algo que impone su propia lógica, una lógica de las imágenes.
El ciudadano practico, lógico, útil, ciudadano de la república de Platón (donde no tenían entrada los poetas), que como el personaje de Moliére no sabía que hablaba en prosa, podía hacer objeciones (si leyera): le diría a Quevedo que las cenizas de los huesos jamás tendrán sentido, a Rimbaud que las vocales no tienen colores, a Vallejo que no hay zapato derecho que sea un trono y que a nadie asusta los lápices sin punta, a Neruda que ninguna flor sube desde el hueso destruido, a Escudero que ninguna braza inventa su geometría, a Miguel Hernández que no se puede escarbar la tierra con los dientes, a Cesar Dávila Andrade que no existen cristos que hagan el amor sobre cuatro estacas. Y no conozco recopilación alguna de los numerosos textos sobre “arte poética” que se han escrito, tratando mas bien de explicar una actitud, de dar una versión o testimonio, casi justificación o pedido de perdón por haberse atrevido y menos aun una recopilación de las definiciones que  habrían dado los poetas, algunas de ellas antes de que comenzara a escribirse la primera historia de la humanidad y los filósofos.
La poesía existió antes que la literatura y también fuera de ella. Estuvo y todavía está allí: en una flor, en los atardeceres junto al mar o una muchacha, en la fiesta del cuerpo o en la anatomía del dolor, en la hazaña individual o colectiva que quiere a golpes de palabras y de actos inventar el futuro de todos, estuvo y está donde se posan el misterio, lo inimaginable y la humilde aspiración a ser feliz o la renunciación a la felicidad; esa fue la materia de los primeros cantos particularmente de la epopeya. Con frecuencia he recordado a Paul Éluard que decía: si preguntas a un campesino griego que es un poeta dirá ese que canta, pero si le preguntas en occidente a un campesino e incluso a un hombre culto de la ciudad dirá uno que escribe versos. Y puesto que la voz sale de la misma caverna que la poesía acordada con ella como un instrumento escribirla resulta una aberración cuyo origen no se bien en que lugar o época situar a sabiendas de que lo cometemos.  La poesía popular allí donde vive se ha ido transformando en canción.
Obligado por una entrevista a responder a la pregunta: ¿De cuál de los sentidos era esencial a la poesía? Recordando a Homero y Borges deduzco que el poeta ciego puede ver por dentro la parcela del mundo que le toco acarrear pero no hemos sabido de la existencia de poetas mudos, se me ocurre ahora que el amor y la poesía no pueden expresarse sin la voz. Los conquistadores forjando la lengua al nombrar las cosas, de ahí que Eliot dijera que: “las palabras del año pasado corresponden al año pasado y las del año próximo esperan otra voz”. Ellos los pueblos han inventado y renovado la lengua y los lenguajes y el poeta descubre su abundancia y la riqueza de sus vacios que es preciso llenar con la necesidad de decir y escuchar igual que esa declaración de amor repetida a diario, varias  veces, siempre, como las dos palabras de ese telegrama que la amante exige para vivir.
A menudo he asociado la poesía amatoria a la de intención política: tienen como una carta un destinatario y un remitente conocidos y ambos se conforman a menudo con silabas bobas, como los diálogos de adolescentes en el cine, aun cuando recurran para entenderse mejor a las letras de mano. De la pasión que ha empujado a lo largo de la historia ese alud de voces y de cantos, puede pasar al ridículo cuando la carta cae en manos de otra persona a la que no esta destinada y que, peor aun ni siquiera esta enamorada. Tal es el peligro de un texto dictado por reacciones viscerales sin la elaboración que supone para existir, la poesía, que como se sabe no está hecha de la espontaneidad de los sentimientos sino del difícil rigor de las palabras.
La poesía es en esencia y por definición subversiva, no está conforme con la realidad, no la acepta, la denuncia y rechaza por prosaica y torpe y en su lugar propone otra que la sustituya, incluso en las situaciones mas sombrías. Cesare Pavese en su oscura oficina deja constancia de que trabajar cansa y afirma vendrá la muerte y tendrá tus ojos, antes de suicidarse. Constantin Kavafis en su escritorio de ministerio de riegos de Egipto es capaz de recrear a Dionisios y Aquiles, a los Tolomeos y nerón y de exaltar otros cuerpos de varón en tabernas y burdeles. Fernando Pesoa ha de trabajar en un anuario indicador sintético por nombres y cualesquier otras clasificaciones consultable en cualquier lengua mientras sueña con establecerse como astrólogo y le es necesario ser cuatro actores diferentes para gritar a coro su desgarradura.
La poesía es también o ante todo una forma del conocimiento cercana a la filosofía y según Valéry a las matemáticas pese a ser en gran parte intuitiva; de ahí su tendencia a ver las cosas ocultas tras las cosas y las imágenes, o sea la predilección por el misterio y el milagro como única forma de rehacer la realidad ya desprestigiada, que deja de interesar una vez realizado.
El sueño mas antiguo mas absurdo lindante con la locura y el mas tenaz de la humanidad fue el de volar pero nadie escribió un poema a la altura de ese anhelo y ese milagro, al avión, apenas fue citado de paso en alguna obra futurista a la maquina y no sucede aun el milagro de  la historia por el cual la miseria y la injusticia desaparecerán de la faz de la tierra.
La poesía no es en si un género literario sino un grado de excelencia de las cosas, yo he oído en el lenguaje popular decir del cuerpo de una muchacha e incluso de un plato de comida que eran un poema. El poeta percibe y comunica la maravilla; el poema encierra una belleza suma dada por la profundidad del sentimiento estético, la altura de la imagen y la capacidad de resumirlas en silabas que suenan gracias al descubrimiento de los secretos que toda  lengua guarda en sus recodos, de ahí que rechace la falsa y errónea apreciación de aficionados, según la cual podían establecerse niveles y categorías de calidad de la poesía o de los poetas, si esos son sus elementos la poesía está o no en un texto de modo absoluto y si está no cabe juicios de valor ni adjetivos calificativos.
Con frecuencia, incluso hoy día suele oponerse la poesía a la prosa y como en un juego de espejos Baudelaire llegó a escribir poemas en prosa, mientras que, tiempos después cierta critica pretendió condenar por prosaica la poesía torrencial de Baudelaire por haberse liberado de la rima, como quien despide a una sirvienta, al fin y al cabo eso fue y no ama, sirvió a la música no a la imagen, sirvió que para muchos, pobres, creyeran que era por sí sola la poesía. No es la poesía lo que se opone a la prosa como forma sino el verso porque no puede concebirse una gran novela o ensayo sin una carga poética fácil de percibir aún cuando fuera en un solo párrafo y no es preciso ir hasta Proust de uno en uno para comprobarlo, mas cerca de nosotras están, por ejemplo, Juan Rulfo y Octavio Paz.

Pero hay también otro tipo de poesía de la que me ha tocado conocer curiosas formas, en una suerte de competición por un trofeo de popularidad o éxito ante un público, para el cual un poeta diciendo un poema constituye un espectáculo. Alguna vez conté de un italiano que bailando en un solo pie y golpeándose el pecho interpretaba su “poema para caja torácica y micrófono” , le pregunte si había un cassette con su ejecución imposible de leer, dijo que pronto estaría disponible, añadí que seria necesario también un video, le pareció una magnifica idea. Un poeta africano descomunal que desnudo hasta una inmensa barriga, cantaba su poema pintando un cuadro enorme que no terminaría sino dos días después ya sin publico. Una poetisa francesa que mientras leía su poema, hacia que la traductora distribuyera globos y serpentinas para que se los arrojaran con y como aplausos al final de su prestación. Un poeta japonés que tras imitar el ladrido y el maullido de los perros y los gatos en Japón, preguntaba al publico, que respondía a coro ¿cómo ladran y maúllan los perros y los gatos en Colombia? Un poeta uruguayo que pedía a los asistentes corear una a una las vocales formando olas, como los graderíos del estadio en un partido de fútbol y ese era su poema. Una poetisa norteamericana que decía su texto sentada en el suelo y levantada la falda hasta la cintura, en un espectáculo de infinita tristeza anatómica, lanzando al público preservativos sin siquiera acompañarlos de unas instrucciones para su uso, que habría sido mas divertido; y luego de ello algunos íbamos hasta el micrófono con nuestra hoja de papel o nuestro libro creyendo todavía, anticuados, obsoletos, ingenuos que la poesía era un texto literario, es obvio que los organizadores de esos festivales no pueden someter a sus invitados a un denigrante examen de poesía, por el contrario, acogen complacidas esas originales muestras del quehacer poético. Hay quienes deben hacerlo en otros ordenes como cuando Hermeto Pascoal de Brasil interpreta su música con cochinillo tirando  de las orejas o del rabo al animalito que sostiene en su brazo, dije que frente a esas formas nuevas, solo cabe pregonar como en cualquier monarquía absoluta: “la poesía ha muerto, viva la poesía”. Pero si sigue siendo testimonio de quien fue despellejado por la realidad y habla en nombre de otras victimas y en su propio lenguaje, si logra advertir como está hecha esa realidad y como podría ser gracias a las voces del poeta y otros subversivos, si es también confesión individual y colectiva (dentro del confesionario está el mundo),  de todos cuantos no habían podido hablar, si atraviesa el misterio sin mas fe que las palabras y las creencias en el porvenir, si propugna la solidaridad y el amor pese al prójimo como comportamiento, no hallo definición ni mas justa ni mas bella que la de Luis Cardoza y Aragón: “la poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre” , quizás me aferro a ella por la necesidad que el ser humano tiene hoy día de comprobarse que existe pese a todo cuanto le han hecho, pese a todo cuanto se lastima a si mismo o sea que me aferro a ella entendiendo la poesía como la abolición de la muerte.