JORGE ENRIQUE ADOUM
ARTE POETICA
JORGE ENRIQUE ADOUM
Yo no me atrevería hablar de mi trabajo por
las razones que voy a dar aquí expresamente. Si yo considero que la poesía es
esto que voy a decir, y considero que el trabajo del escritor es lo que yo voy
a decir aquí, no creo que me toque a mí ver si se cumple todo eso en lo que he
escrito y publicado hasta hoy.
Confieso que jamás se me ocurrió, o debería
decir jamás me atreví a definir la poesía. Como podría fijar con claridad,
exactitud y precisión la significación de esa palabra, ni la naturaleza (que
eso es definir) de la poesía, si es inasible como el aire e indefinible; ni
como tratar de explicar con la desvalida lógica de los conceptos algo que
impone su propia lógica, una lógica de las imágenes.
El ciudadano practico, lógico, útil, ciudadano
de la república de Platón (donde no tenían entrada los poetas), que como el
personaje de Moliére no sabía que hablaba en prosa, podía hacer objeciones (si
leyera): le diría a Quevedo que las cenizas de los huesos jamás tendrán sentido,
a Rimbaud que las vocales no tienen colores, a Vallejo que no hay zapato
derecho que sea un trono y que a nadie asusta los lápices sin punta, a Neruda
que ninguna flor sube desde el hueso destruido, a Escudero que ninguna braza inventa
su geometría, a Miguel Hernández que no se puede escarbar la tierra con los
dientes, a Cesar Dávila Andrade que no existen cristos que hagan el amor sobre
cuatro estacas. Y no conozco recopilación alguna de los numerosos textos sobre
“arte poética” que se han escrito, tratando mas bien de explicar una actitud,
de dar una versión o testimonio, casi justificación o pedido de perdón por
haberse atrevido y menos aun una recopilación de las definiciones que habrían dado los poetas, algunas de ellas
antes de que comenzara a escribirse la primera historia de la humanidad y los
filósofos.
La poesía existió antes que la literatura y
también fuera de ella. Estuvo y todavía está allí: en una flor, en los
atardeceres junto al mar o una muchacha, en la fiesta del cuerpo o en la
anatomía del dolor, en la hazaña individual o colectiva que quiere a golpes de
palabras y de actos inventar el futuro de todos, estuvo y está donde se posan
el misterio, lo inimaginable y la humilde aspiración a ser feliz o la
renunciación a la felicidad; esa fue la materia de los primeros cantos
particularmente de la epopeya. Con frecuencia he recordado a Paul Éluard que
decía: si preguntas a un campesino griego que es un poeta dirá ese que canta,
pero si le preguntas en occidente a un campesino e incluso a un hombre culto de
la ciudad dirá uno que escribe versos. Y puesto que la voz sale de la misma
caverna que la poesía acordada con ella como un instrumento escribirla resulta
una aberración cuyo origen no se bien en que lugar o época situar a sabiendas
de que lo cometemos. La poesía popular
allí donde vive se ha ido transformando en canción.
Obligado por una entrevista a responder a la
pregunta: ¿De cuál de los sentidos era esencial a la poesía? Recordando a
Homero y Borges deduzco que el poeta ciego puede ver por dentro la parcela del
mundo que le toco acarrear pero no hemos sabido de la existencia de poetas
mudos, se me ocurre ahora que el amor y la poesía no pueden expresarse sin la
voz. Los conquistadores forjando la lengua al nombrar las cosas, de ahí que
Eliot dijera que: “las palabras del año pasado corresponden al año pasado y las
del año próximo esperan otra voz”. Ellos los pueblos han inventado y renovado
la lengua y los lenguajes y el poeta descubre su abundancia y la riqueza de sus
vacios que es preciso llenar con la necesidad de decir y escuchar igual que esa
declaración de amor repetida a diario, varias
veces, siempre, como las dos palabras de ese telegrama que la amante
exige para vivir.
A menudo he asociado la poesía amatoria a la
de intención política: tienen como una carta un destinatario y un remitente
conocidos y ambos se conforman a menudo con silabas bobas, como los diálogos de
adolescentes en el cine, aun cuando recurran para entenderse mejor a las letras
de mano. De la pasión que ha empujado a lo largo de la historia ese alud de
voces y de cantos, puede pasar al ridículo cuando la carta cae en manos de otra
persona a la que no esta destinada y que, peor aun ni siquiera esta enamorada.
Tal es el peligro de un texto dictado por reacciones viscerales sin la
elaboración que supone para existir, la poesía, que como se sabe no está hecha
de la espontaneidad de los sentimientos sino del difícil rigor de las palabras.
La poesía es en esencia y por definición
subversiva, no está conforme con la realidad, no la acepta, la denuncia y
rechaza por prosaica y torpe y en su lugar propone otra que la sustituya,
incluso en las situaciones mas sombrías. Cesare Pavese en su oscura oficina
deja constancia de que trabajar cansa y afirma vendrá la muerte y tendrá tus ojos,
antes de suicidarse. Constantin Kavafis en su escritorio de ministerio de
riegos de Egipto es capaz de recrear a Dionisios y Aquiles, a los Tolomeos y
nerón y de exaltar otros cuerpos de varón en tabernas y burdeles. Fernando
Pesoa ha de trabajar en un anuario indicador sintético por nombres y
cualesquier otras clasificaciones consultable en cualquier lengua mientras
sueña con establecerse como astrólogo y le es necesario ser cuatro actores
diferentes para gritar a coro su desgarradura.
La poesía es también o ante todo una forma del
conocimiento cercana a la filosofía y según Valéry a las matemáticas pese a ser
en gran parte intuitiva; de ahí su tendencia a ver las cosas ocultas tras las
cosas y las imágenes, o sea la predilección por el misterio y el milagro como
única forma de rehacer la realidad ya desprestigiada, que deja de interesar una
vez realizado.
El sueño mas antiguo mas absurdo lindante con
la locura y el mas tenaz de la humanidad fue el de volar pero nadie escribió un
poema a la altura de ese anhelo y ese milagro, al avión, apenas fue citado de
paso en alguna obra futurista a la maquina y no sucede aun el milagro de la historia por el cual la miseria y la
injusticia desaparecerán de la faz de la tierra.
La poesía no es en si un género literario sino
un grado de excelencia de las cosas, yo he oído en el lenguaje popular decir
del cuerpo de una muchacha e incluso de un plato de comida que eran un poema.
El poeta percibe y comunica la maravilla; el poema encierra una belleza suma
dada por la profundidad del sentimiento estético, la altura de la imagen y la
capacidad de resumirlas en silabas que suenan gracias al descubrimiento de los
secretos que toda lengua guarda en sus
recodos, de ahí que rechace la falsa y errónea apreciación de aficionados,
según la cual podían establecerse niveles y categorías de calidad de la poesía
o de los poetas, si esos son sus elementos la poesía está o no en un texto de
modo absoluto y si está no cabe juicios de valor ni adjetivos calificativos.
Con frecuencia, incluso hoy día suele oponerse
la poesía a la prosa y como en un juego de espejos Baudelaire llegó a escribir
poemas en prosa, mientras que, tiempos después cierta critica pretendió
condenar por prosaica la poesía torrencial de Baudelaire por haberse liberado
de la rima, como quien despide a una sirvienta, al fin y al cabo eso fue y no
ama, sirvió a la música no a la imagen, sirvió que para muchos, pobres,
creyeran que era por sí sola la poesía. No es la poesía lo que se opone a la
prosa como forma sino el verso porque no puede concebirse una gran novela o
ensayo sin una carga poética fácil de percibir aún cuando fuera en un solo
párrafo y no es preciso ir hasta Proust de uno en uno para comprobarlo, mas
cerca de nosotras están, por ejemplo, Juan Rulfo y Octavio Paz.
Pero hay también otro tipo de poesía de la que
me ha tocado conocer curiosas formas, en una suerte de competición por un
trofeo de popularidad o éxito ante un público, para el cual un poeta diciendo
un poema constituye un espectáculo. Alguna vez conté de un italiano que
bailando en un solo pie y golpeándose el pecho interpretaba su “poema para caja
torácica y micrófono” , le pregunte si había un cassette con su ejecución
imposible de leer, dijo que pronto estaría disponible, añadí que seria
necesario también un video, le pareció una magnifica idea. Un poeta africano
descomunal que desnudo hasta una inmensa barriga, cantaba su poema pintando un
cuadro enorme que no terminaría sino dos días después ya sin publico. Una
poetisa francesa que mientras leía su poema, hacia que la traductora
distribuyera globos y serpentinas para que se los arrojaran con y como aplausos
al final de su prestación. Un poeta japonés que tras imitar el ladrido y el
maullido de los perros y los gatos en Japón, preguntaba al publico, que
respondía a coro ¿cómo ladran y maúllan los perros y los gatos en Colombia? Un
poeta uruguayo que pedía a los asistentes corear una a una las vocales formando
olas, como los graderíos del estadio en un partido de fútbol y ese era su
poema. Una poetisa norteamericana que decía su texto sentada en el suelo y levantada
la falda hasta la cintura, en un espectáculo de infinita tristeza anatómica,
lanzando al público preservativos sin siquiera acompañarlos de unas
instrucciones para su uso, que habría sido mas divertido; y luego de ello
algunos íbamos hasta el micrófono con nuestra hoja de papel o nuestro libro
creyendo todavía, anticuados, obsoletos, ingenuos que la poesía era un texto
literario, es obvio que los organizadores de esos festivales no pueden someter
a sus invitados a un denigrante examen de poesía, por el contrario, acogen
complacidas esas originales muestras del quehacer poético. Hay quienes deben
hacerlo en otros ordenes como cuando Hermeto Pascoal de Brasil interpreta su música
con cochinillo tirando de las orejas o
del rabo al animalito que sostiene en su brazo, dije que frente a esas formas
nuevas, solo cabe pregonar como en cualquier monarquía absoluta: “la poesía ha
muerto, viva la poesía”. Pero si sigue siendo testimonio de quien fue
despellejado por la realidad y habla en nombre de otras victimas y en su propio
lenguaje, si logra advertir como está hecha esa realidad y como podría ser
gracias a las voces del poeta y otros subversivos, si es también confesión
individual y colectiva (dentro del confesionario está el mundo), de todos cuantos no habían podido hablar, si
atraviesa el misterio sin mas fe que las palabras y las creencias en el
porvenir, si propugna la solidaridad y el amor pese al prójimo como
comportamiento, no hallo definición ni mas justa ni mas bella que la de Luis
Cardoza y Aragón: “la poesía es la única prueba concreta de la existencia del
hombre” , quizás me aferro a ella por la necesidad que el ser humano tiene hoy
día de comprobarse que existe pese a todo cuanto le han hecho, pese a todo
cuanto se lastima a si mismo o sea que me aferro a ella entendiendo la poesía
como la abolición de la muerte.