Nadie sabe qué cosa es el comunismo
y eso puede ser pasto de la censura.
Nadie sabe qué cosa es el comunismo
y eso puede ser pasto de la ventura.
Silvio Rodríguez
Como la mayor parte de mi vida acabo de
atravesar tiempos difíciles, duros y tristes, cambió forzoso de ciudad para
superar la depresión que aún traigo encima, expulsión de mi partido político,
este último fue uno de los golpes más duros que he podido recibir últimamente.
Mi notificación decía que no soy orgánica, que me robé dinero del partido, que
estaba atentando contra las relaciones políticas internacionales del partido y
algunas cosas más que no estaba enterada que había cometido.
Sigo pensando que el partido comunista es el
partido de vanguardia, el que llevará a liberarnos a dar esa puñalada profunda
y final que necesita el capitalismo pero bajo la dirigencia actual, la
dirigencia que no le gusta la critica, la dirigencia que sanciona si no
respiras al ritmo que respiran ellos, la dirigencia que no da “permisos” para
militar extraordinariamente de tu centro, la dirigencia que se preocupa más por
lo que publicas en tu facebook personal que por lo que pasa en los espacios que
hemos ganado a punta de militancia, sudor y alegre rebeldía, la dirigencia que
prefiere el lame culos sumiso a las personas criticas de sus actos, la
dirigencia que se vende por unos cuantos puestos gubernamentales obviamente
pintados de verde agüita, con esa dirigencia esto no va a pasar.
En la noche acostada en la oscuridad me pongo
a pensar en que momento se nos fue la alegre rebeldía, en qué momento preferíamos
los chismes que el debate, en qué momento nos consumió la inconsecuencia y
dejamos atrás la moral comunista para sumergirnos en un balde chiquito y
apestando a hipocresía, en qué momento dejamos la camaradería; supongo que por
allá todo marcha bien ahora ya que se desasieron de los que nos negamos a nadar
con ellos y empezamos a indignarnos y a nadar contracorriente, ahora el
centralismo democrático debe funcionar viento en popa y en los activos ya ni si
quiera se debe tocar el tema de los inorgánicos; recuerdo que en un activo un
camarada (ex camarada?) dijo que debemos empezar a poner sanciones a los que no
militen (cuando el no militaba constantemente y nos dejaba con los churos hechos
en algunas actividades) y que no nos debería importar si algún camarada estaba
deprimido o con problemas que nos une la clase y no una relación amistosa para
estarnos preocupando por el otro. ¡Quede impactada y desconcertada! ¿Acaso los
que nos llamamos comunistas no entendemos que la solidaridad es una palabra
imprescindible? La dirigencia acogió
gustosa el pedido de este camarada.
Creo que ser comunista va más allá de haber leído o no a Lenin y de
pretender ser un intelectual del partido, se están olvidando de la visceralidad
de la gente, de esa indignación ante lo evidente del caduco y podrido sistema
actual, de la subjetividad del militante. Confieso que hace algunos meses ya
afuera de la organización de la que fuera mi vida entera, me daba miedo decirme
¡sí, soy roja y estoy dispuesta a sacarme la puta por cambiar el mundo aunque
fuera sola! Porque mi concepción trasnochada de ser comunista estaba ligada al partido
y a la militancia en el pero ahora una vez más me levanto con el puño en alto y
con más ganas que nunca de dar una patada en el culo al capitalismo, de dejar
la depresión a un lado, dejar de entristecerme porque mis relaciones disque
amorosas apestan, dejar de pensar en lo más banal de la vida (porque en eso caí
tratando de huir de mi depresión y angustiosamente intenté que un barro en la
cara sea causa de tragedia, así de mal estaba) y gritar bien fuerte y bien alto porque no
estamos solxs pero si tenemos alrededor a un mundo dormido esperando nuestros
gritos para despertar.
¡Sí, soy comunista! Dispuesta a comprometerme,
a ser consecuente, no dependo de un partido político, porque ser roja se lo
demuestra en cada acto de la vida cotidiana y no en cuanto te manchaste con la
pintura del mural o con la pintura del grafiti: “Vota Sí” “Vota por Correa”, se
demuestra con la solidaridad y el amor, ¡con la moral comunista! Y bueno la
dirigencia, pues la dirigencia caduca caerá, caerán sus pensamientos
contradictorios, caerán así como caerá este asqueroso sistema y sus
contradicciones.