¿Cuántas veces más
vas a gritar que el alma es un simple despojo de la austeridad del cuerpo?
Lo que poco se
acaba y se funde con el miedo
estabas ahí, parado
sobre el abismo, pidiendo auxilio de vos mismo
pero nadie te
pudo salvar.
Ay, suquito de mierda,
me habría gustado aprender a leerte
a interpretar tus
poemas, tus palabras sonoras, tus palabras araña
la muerte era el
destino, siempre lo es, pero ese transitar lo habríamos transmutado,
oxidándolo de
sudor y tristeza.
Ahora que fluyes
con todos y para todo, ahora que no te has muerto (ni por vos mismo)
solo hay un
cascarón de lo que fuiste, el vacuo recuerdo de un novio poeta.
Me gusta pensarte
desde lo que fuiste,
me gusta estallar
frente a tu pecho cansado,
me gusta acordarme
de la larga y revivirte,
me gusta pensar
que te acuerdas y que vivo en esa que fui.
No sé definir lo
vivido entre belleza y desidia, pero te recuerdo y me acerco a ella.
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